El adios no dío previo aviso, ni pretendío suavizar su impacto, simplemente llego...
Tal vez por que cometí muchos errores, o tal vez fueron mis aciertos los que lo provocaron, tanto así que alguna vez llegue a pensar en este adios, cada que la luz del dia acariciaba mi cara este pensamiento mostraba su mejor(o peor) cara, las horas volaban y cada vez mas este pensamiento tomaba fuerza, en especial en mis noches de desvelo, la misteriosa noche incitaba a pensar y pensar en ese adios...
Pero el adios no llego cuando mis convicciones eran fuertes, llego cuando escape de mi maraña de falsas ideas , pero fue tarde muy tarde, y se dío paso a la espera, espera inquietante, frustrante, por mas que trataran de evitarla , ella con movimientos sagaces me persuadía para que siguiera fiel a ella, y justo cuando el dominio de ella sobre mi era total, el regreso, firme y sonriente, me mostro que el adios definitivo todavia requiere de mas espera...
